sábado, abril 11, 2009

Letanías de dolor. Exaltación de la sangre. Llagas que supuran un vaho de podredumbre bajo el calor de las cámaras. Todo un cuerpo místico entregado al delirio de saetas y vino.
La carne oculta. La carne tapada por el roce de la seda y satén. Erecciones involuntarias bajo el manto nazareno, inopinado capirote.
Un barrio, una ciudad, un país, la multitud aclama. No se sabe muy bien cuál es el motivo del fervor. El dios del amor, el dios de la paz solo contempla odio y destrucción. El sonido del látigo y el batir del tambor. A cara descubierta la santidad y bajo los mantos más turbación.