sábado, febrero 23, 2008
miércoles, febrero 13, 2008

envuelto en la turbia
suciedad
de las miradas de otros.
Las horas se alargan,
agonía,
estirando las pupilas
sobre mi piel,
untando de ojos
cada uno de mis segundos.
En estos días
en que la voz,
mi voz,
salpica de palabras el mundo,
en un duelo entre voz y miradas,
sueño con un paraíso de silencio,
sueño con la cámara oscura
en la que ningún ojo
me escrute,
me profane.
Y mañana, los ojos,
otros ojos,
los mismos,
qué más da.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)