
La carne oculta. La carne tapada por el roce de la seda y satén. Erecciones involuntarias bajo el manto nazareno, inopinado capirote.
Un barrio, una ciudad, un país, la multitud aclama. No se sabe muy bien cuál es el motivo del fervor. El dios del amor, el dios de la paz solo contempla odio y destrucción. El sonido del látigo y el batir del tambor. A cara descubierta la santidad y bajo los mantos más turbación.