
Traté de aprovechar al menos unas líneas, alambicadas. Pero me resultaba todo tan impúdico que apenas pude anotar unos versos con las aristas limadas.
Ahora sé que tengo guardadas en el armario un puñado de libretas ajenas, el testamento de alguien que murió hace años. Y no sé si estuvo vivo alguna vez.
1 comentario:
Conozco bien esa sensación, pero sería como admitir que cada peldaño que subimos hace desaparecer los anteriores, pueden resultar ajenos, pero sin ellos no existiría la escalera.
Publicar un comentario