Viendo hoytodas aquellas decisiones equivocadas que tomé;
viendo cómo me condujeron
donde estoy;
viendo qué hicieron de mí...
quisiera seguir equivocándome
a la hora de decidir.
Ideas sobre literatura y vida
Las melodías del recuerdo acuden en días de memoria y olvidos para señalarnos quiénes fuimos, de dónde venimos y, quizá, el lugar al que debemos volver.
Vivo a menudo la impresión de avanzar siempre a contracorriente (o retroceder mientras los demás avanzan, según se mire). Sé que el mundo no puede estar equivocado, pero compruebo que aquellos a quienes admiro también siguen mi rumbo desordenado. En la lucha de la razón, las mayorías se imponen a la lógica, quizá porque en ese pensamiento sistemático de las masas todos se encuentran cómodos, arrastrados por una especie de rebufo indolente.
Letanías de dolor. Exaltación de la sangre. Llagas que supuran un vaho de podredumbre bajo el calor de las cámaras. Todo un cuerpo místico entregado al delirio de saetas y vino.
Detrás de cada decisión, detrás de cada acto relevante de la vida, se esconde una curva sin visibilidad. El futuro no es más que un banco de niebla permanentemente instalado al girar la esquina de los días. Los ojos no alcanzan más allá de aquello que palpan las manos.
Un día vas a lavarte los dientes y descubres que un señor extraño te mira desde el espejo. Tratas de encontrar un gesto, el brillo de una mirada cómplice, pero no hay ya nada en ese rostro que te recuerde quién fuiste.
Nada importa.