Hay un tiempo en el que la lluvia
asoma para llorar
contigo
con esa complicidad del amigo
que te acompaña
en la melancolía
de las noches ebrias
de las habitaciones solitarias
de las camas vacías.
Ese tiempo que te trae
a la niña del colegio
la de las coletas
a la niña de los coches de choque
a la adolescente del portal a oscuras
a la púber del piso vacío
a la joven de la playa
cada una de ellas
como cada gota
que resbala por el cristal
por el otro lado
del cristal.
Ese tiempo de lluvia
te trae
lo que el tiempo
se llevó.
Y con cada gota
se pierde un momento
de tu memoria
ese momento
que con tanta ansia
guardabas.
Pasas la mano
por el cristal
pero las gotas quedaron
por el otro lado
y por este solo queda
el frío en los dedos.