martes, julio 25, 2006

Vuelvo la vista atrás y remiro mis últimas lecturas como el condenado que cree que su vida ha de acabar en breve. ¡Qué trágico! Bueno, dediqué los huecos de junio a la lectura de 'Leviatán' de Paul Auster, de quien no había leído nada. Me hizo pensar que 'La velocidad de la luz' de Javier Cercas estaba estrechamente emparentada con ella... Seguí con los raros y me tragué 'El dios reflectante' de Javier Calvo: bien, bien, Hanif Kureishi, Martin Amis, Bolaño, algo se mueve en la literatura momia española, aunque después de esas sobredosis de locura, apetecen cositas relajadas como la última novela de Eduardo Mendoza. Estos últimos días he viajado en los trenes chinos con mi viejo Paul Theroux, muy oxigenante; en medio me comí la delicatessen de 'El último encuentro' de Sándor Márai, que me dejó turbado, como siempre ocurre con las buenas novelas. En las últimas horas he deglutido cuatro novelas juveniles, bastante sosas todas y que sólo recomendaré en caso de apuro (quizá se salve 'Llámalo X' de Marinella Terzi, porque cuenta bien una historia bastante banal por cierto).

No hay comentarios: