miércoles, noviembre 14, 2007

Leo
compulsivo,
sin mesura,
a través de los días,
a través de los semáforos,
en el envés de las hojas.

Y de repente,
un suspiro,
y se apaga
la voracidad de ese gusano
que te despierta a mitad de sueño
y te pide renglones de tu vida.

Puede pasar un día,
que antes parecía una eternidad,
o una semana o un mes,
sin leer,
sin leer,
sin leer...

Sin leer lo que quiero
porque me alimento de renglones de prosa,
demasiada prosa de pantalla,
con lágrimas catódicas
puestos los ojos en ojos ajenos.

No leer es pasajero,
porque, si no lo fuese,
...
...

3 comentarios:

María Paz Díaz dijo...

Acabo de leer "La mujer habitada" de Gioconda Belli.
Cuando lo acabé pensé la de horas que paso sin alimentarme de las historias tan impecablemente descritas de otros.
Un buen libro es una conversación profunda con el autor y con uno mismo, colma y a la vez, deja constancia del vacío que siempre queda por llenar.

Anónimo dijo...

¡Qué desastre soy! Había leído 'lágrimas católicas' supongo que a eso se unía lo de 'apostólicas y romanas'. Pero no, mi amigo Antonio ya, había puesto 'catódicas', ¡menos mal!

Sobre eso que dices de la lectura, un poeta, tenía que ser yanqui por supuesto, dijo eso de: "No hay felicidad como la mía: he estado comiendo poesía".

Fdo: Iswe Letu

antonio dijo...

Supongo que hay en la red algo parecido a la poesía, a la literatura, que me tiene enganchado. Leer vuestros blogs y comentarios es una especie de redención de esos olvidos literarios.