lunes, junio 02, 2008

Ahí está la realidad, esa materia dura y firme con la que topas todo el día. Ahí está, roma y mordida. Tienes que escribir tus horas con ella. Tienes que dejar el trazo en la historia, el sendero de tus días negro sobre blanco. Afila minuto a minuto la realidad. Saca punta a todo lo que encuentres, a esos instantes zafios, vacíos. Clava el carboncillo de tu imaginación en el libro de horas. Deja tras de ti un rastro difuso de polvo añejo, un reguero de virutas perdidas en la memoria de lo inútil, de lo mediocre. Tienes por delante un papel infinito para llenar con el rasgueo de tu mano, de tu mente. No dejes que la vida quede despuntada. A golpe de navaja, afila tu arma. No busques el lápiz: eres tú.

3 comentarios:

Talín dijo...

Hermoso escrito. Poesía de las entrañas del ser. No se puede decir más de esta extraña belleza.

antonio dijo...

Gracias, Talín: Son solo exorcismos de tinta.

Paz M. Díaz dijo...

Reflexivo, aleccionador, desafiante, estimulante... perfecto, sólo perfecto.