jueves, junio 19, 2008

Cada vez que callas,
cada voz engullida,
cada palabra nunca dicha,
cae
cae
cae
eterna,
etérea,
y en tu estómago
revolotea.
Una bandada
de ellas
ha tomado el mando,
y como ángeles del silencio
rugen
rugen.
Rugen bruscas
buscando tu boca
para volar
y decir cuanto odian,
cuanto has callado,
cuanto has tragado.
Apartaos de este vómito
de palabras
corruptas.

1 comentario:

María Paz Díaz dijo...

Cómo conozco de bien ese sentimiento, tan común que era en mi y nunca habría sabido describirlo tan rotundamente... ahora ya no trago ninguna de esas palabras, porque al fin he conseguido no crearlas.