sábado, diciembre 03, 2005

Solo existe en el mundo algo peor que un domingo por la tarde:
Un sábado que parece un domingo.
Esas calles tan de domingo, esas montañas con sabor a fin de semana que se acaba...
¿Será que se equivocó el calendario?
¿Acaso algún domingo se infiltra como espía en estos sábados de tenues claroscuros?
Creo que tendré que salir al bullicio para convencerme de que hoy es sábado, o de lo contrario sucumbiré a la languidez dominical de esas tardes interminables de invierno, de esos fines de semana que, antes de llegar, ya se han acabado.
Chao.

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